Detras de cada persona, hay una historia...

Nombre: Nestor Fernando Muslera Micol
Apodo: "El nene" Muslera
Fecha de nacimiento: 16-junio-1986
Lugar de nacimiento: Buenos Aires, Argentina
Nacionalidad: Uruguayo
Altura: 1.91 m
Posicion: Golero
Club Actual: Sotietà Sportiva Lazio (SS Lazio)

Muchos sabemos estos datos, pero detras de este golero, hay una historia...

Mientras Uruguay quedaba fuera del Mundial de México el 16 de junio de 1986, Norma Micol daba a luz en Buenos Aires. Con el grito de gol que eliminaba al equipo del profesor Omar Borrás, Néstor Fernando daba su primer llanto. "Fue un parto complicado. Al terminar el mismo, el médico me dice que se merecía un gol argentino por el trabajo que le había dado. Justo hace el gol Argentina, pero no le dije nunca que era uruguaya. Cuando se enteró que éramos uruguayos le dijo a mi esposo que debía ponerle Pedro Pablo", cuenta mamá Norma. Por entonces, junto a su esposo Hugo habían cruzado el río para intentar mejor suerte. El destino hizo que ocho meses después del nacimiento de Fernando volvieran a nuestra tierra.
Cinco años más tarde, se inició la carrera futbolística del hoy golero uruguayo del que habla el mundo entero. Dice Hugo que cuando se inició "en el club Ferrocarril, el técnico lo colocó de golero por la altura que tenía, pero cada vez que le hacían un gol se iba del arco y había que convencerlo de que volviera".Pero el futuro estaba enmarcado entre dos postes verticales y un travesaño horizontal.
Para Fernando Muslera, el Royal de Instrucciones y Propios, el Olimpo de Edison y Lamarte fueron sus estancias intermedias en el baby hasta llegar al Cosmos Corinto del Prado."En el Royal jugaba de centrodelantero hasta que en el Olimpo pasó al arco. Un día faltó un compañero y se atajó todo. Desde ese momento a hoy siempre jugó de golero", cuenta su papá."Un amigo lo llevó a una práctica de Wanderers y le remataron varias veces al arco. Los convenció de inmediato y lo invitaron a sumarse", dice Norma.
Comenzó en los bohemios en la séptima división hasta que con 18 años recién cumplidos, Jorge Barrios lo ascendió a Primera. El fútbol comenzó a ser su principal camino de vida. Ese estudiante excelente, abanderado de la Escuela Nº 125 de Instrucciones y Silva, "buen compañero, tranquilo y humilde", como dicen sus padres, debió optar entre el fútbol y el estudio cuando llegó a 4º año liceal. Ya seleccionado en los juveniles Sub 17 y luego Sub 20, el destino estaba escrito. Lo confirma su madre: "siempre dijo que él triunfaría en el fútbol. Es dueño de un gran poder de convicción y de entereza en lo que puede dar. Siempre soñó en que alcanzaría algo grande en el fútbol". Y lo ha logrado.
Julio De Armas es orientador técnico y una de las personas más influyentes en la carrera deportiva de Muslera. "Es un excelente pibe y muy compañero. Era un niño muy especial, obediente y cumplidor. No faltaba nunca. Lo recuerdo porque sentía mucho lo que hacía. Su fuerte es la familia que tiene", expresa. En el mismo sentido, Ricardo Vacani, presidente del Cosmos Corinto del Prado reafirma lo de "buen compañero y don de buena gente" y cuenta que lo de "tocar los palos era una costumbre que aún tiene. Cuando jugaba en nuestro club hacía lo mismo".
Por el Prado se respira orgullo. Por los clubes en los que pasó también. Todo el mundo habla de Muslera. Todo el mundo habla bien.

En 2003 integró la Selección Sub-17, bajo la dirección técnica de Jorge Da Silva, y jugó en el Campeonato Sudamericano Sub-17 de Bolivia.
Allí la Celeste integró el grupo A (con Brasil, Chile, Venezuela y Ecuador) y con 3 triunfos y una derrota clasificó, detrás de Brasil, al cuadrangular final del torneo (que completaron Argentina y Colombia). Argentina resultó campeón del torneo y Uruguay obtuvo la 4ª posición, quedando, entonces, eliminado del mundial que se jugó ese mismo año en Finlandia.
En este torneo, Muslera jugó solamente en el partido contra Brasil en la primera fase. En los restantes 6 partidos fue suplente de Sebastián Sosa.
En 2005, integró la Selección Sub-20, bajo la dirección técnica de Gustavo Ferrín y jugó el Campeonato Sudamericano Sub-20 de Colombia.
Allí La Celeste integró el grupo B (con con Brasil, Chile, Paraguay y Ecuador) y con 1 triunfo y 3 empates clasificó en tercer lugar al hexagonal final del torneo (que completaron Colombia, Brasil, Argentina, Chile y Venezuela). Colombia resultó campeón del torneo y Uruguay obtuvo la 5ª posición, quedando eliminado del mundial que se jugó ese mismo año en Holanda.
Muslera fue titular en los 9 partidos.
Fernando empezó a ser citado por Oscar Washington Tabárez, director técnico de la Celeste, para los últimos partidos de la eliminatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010, debido a que no resultaban totalmente satisfactorias las actuaciones de sus predecesores: Fabián Carini, Sebastián Viera y Juan Castillo.
Su debut fue en el penúltimo partido, en Quito, contra Ecuador.
En cuartos de final, paró dos penalties en la serie de desempate contra Ghana, dándole el pase a "la celeste" a las semifinales.

En este Mundial llegó a ser récord con más minutos sin recibir tantos en el arco celeste (en el minuto 7 del partido ante Corea del Sur, por cotavos e final). "Es un orgullo para nosotros verlo en esas instancias. Se vive con mucho nerviosismo, pero con suma satisfacción", dice Norma, su mamá. "En los penales sufrí mucho, pero tenía fe en él y en todo el equipo", agrega. Y acota una anécdota a propósito de los nervios: "un día me llamó para saber si lo habían convocado para el Mundial. Cuando se enteró, quiso que fuéramos a Sudáfrica pero le dije que no. Estaba todo aquello de la inseguridad en aquel país. Queríamos que él no se preocupara por nosotros. Debía concentrarse en lo de él. Sabe que me pongo nerviosa. Cuando jugó la final de la Copa Italia me vino una taquicardia y tuve que recurrir al médico. Contra Ghana creí que me pasaba lo mismo".
¡Uyyy! Famosos penales. "Fernando nos contó que en la semana hablaron de la posibilidad de los penales y le dijo a Palito Pereira: 'Si hay penales, me atajo dos, quedate tranquilo'. Y así fue. No se lo notaba nervioso. Siempre dice que después que ataja la primera pelota del partido, los nervios se le van", cuenta su madre casi con un babero gigante. Celeste allá y acá.
En Italia, Muslera ya es el Gardel de la Lazio. Aquella goleada 0-4 ante el Milan con errores personales incluidos quedó en el olvido. Después de la adaptación al medio itálico, se repuso. "En una visita a Roma, el entrenador de arqueros nos dijo que estaban sorprendidos cómo a su edad se había sobrepuesto de aquel momento y nos felicitó", cuenta su padre Hugo. Tras aquella negra jornada, Fernando pidió agregar una sesión más de entrenamientos en Lazio. Puso quinta marcha hacia el fútbol grande. Hoy llueven ofertas a la sede de la institución romana. Resurgió y se transformó en el dueño del arco celeste italiano. "Lo hizo con su gran poder de autoestima y fe en sus condiciones. También con humildad. Siempre le inculcamos no creerse mejor que nadie", dicen sus progenitores.
La fe lo sigue a cada paso. Hasta esos benditos palos que no dejaron entrar la pelota contra México, Corea y Ghana. Su madre cuenta: "Es muy creyente de la virgen de Lourdes. Por eso vamos siempre a pedirle antes de cada partido. Antes de la final de la Copa de Italia nos pidió que visitáramos la virgen y que si salía campeón, consiguiéramos la imagen más grande que hubiera. La tenemos en nuestra casa actual. Ella siempre le ha cumplido. Incluso cuando recibió la llamada de Daniel Fonseca anunciando el pase a Lazio, estaba en Lourdes".
"Hacemos fuerza por él y por todo el grupo", dice el papá. En las manos de Fernando estubo la seguridad de nuestra valla en el ulimo mundial. Y al final, las manos fueron nuestras: para, de todas formas, aplaudirlos a rabiar.

En el mundial, a las semifinales, poseia un 0,4 de media de goles, y supera a Enrique Ballestrero, campeón mundial en 1930, con 0,75; Gastón Máspoli, campeón mundial en 1950 y semifinalista en 1954, con 1,38; y Ladislao Mazurkiewicz, cuarto finalista en 1966, semifinalista en 1970 y titular también en 1974, con 1,23.